Fiebre amarilla
La Fiebre Amarilla es una enfermedad viral que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados.
Afecta áreas tropicales y subtropicales de África y América, incluyendo provincias del norte de Argentina (Misiones, Corrientes y Formosa y algunos departamentos de Chaco, Salta y Jujuy), causando brotes en forma periódica.
Los casos graves, que incluyen ictericia y fallo renal, tienen una alta mortalidad. La vacuna es la herramienta más eficaz y segura para prevenir la enfermedad, confiriendo inmunidad de por vida con una sola dosis.
Factores como la baja cobertura vacunal, la deforestación y el cambio climático aumentan el riesgo de transmisión, desplazando el virus a nuevas zonas.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas son variables y van desde formas asintomáticas, pasando por formas leves con sintomatología inespecífica, hasta la fiebre hemorrágica clásica.
El período de infección aparece 3 a 6 días después de la picadura del mosquito. Comienza en forma brusca, con fiebre alta, mayor de 39 grados, escalofríos y dolor de cabeza. Además, pueden aparecer dolores musculares, náuseas y vómitos. Este período dura de 3 a 6 días y el paciente se encuentra virémico, por lo que puede ser fuente de infección para mosquitos. Un 15% de las personas desarrollan una forma grave de la enfermedad que incluye sangrados, shock, falla de órganos, y, en algunos casos lleva a la muerte.
Es fundamental consultar rápidamente al equipo de salud ante la presencia de algunos de los síntomas mencionados y no automedicarse. Los antifebriles de uso habitual pueden ser extremadamente perjudiciales.
Prevención
La principal medida preventiva es la vacuna, que brinda protección a partir de los 10 días de aplicada y dura para toda la vida.
La principal medida de prevención contra la fiebre amarilla es la vacunación de las personas que viven en zona de riesgo, especialmente aquellas en estrecho contacto con la naturaleza (profesiones y trabajos en áreas selváticas/boscosas).
Además, debe valorarse adecuadamente el riesgo de adquirir la infección de los viajeros que ingresan o salen de zonas endémicas o epidémicas. Se recomienda la vacunación si el destino es una zona con riesgo de transmisión comprobada de fiebre amarilla. Deben recibir la vacuna quienes no presenten contraindicaciones o precauciones, al menos diez días antes de arribar al destino.
En Sudamérica, tienen especial riesgo las personas que desarrollen actividades recreativas como pesca y/o campamento a orillas de cursos de agua dentro de estas áreas.
Algunos países solicitan como requisito para ingresar a su territorio la presentación del certificado internacional.
La vacuna contra la Fiebre Amarilla es segura y proporciona una inmunidad efectiva contra la enfermedad en 80-100% de los vacunados al cabo de 10 días, y una inmunidad del 99% al cabo de 30 días. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de refuerzo. Los efectos adversos graves son raros.
La misma está contraindicada en los siguientes casos:
- Antecedentes de alergia a los componentes de la vacuna (huevo de gallina y sus derivados y antibióticos como la neomicina y kanamicina);
- Edad menor a 6 meses
- Infección sintomática por VIH, o tener recuento de Linfocitos CD4+ <200/mm3 (<15%del total en menores de 6 años)
- Enfermedades del timo asociadas a función inmune anormal. Timomas benignos o malignos
- Inmunodeficiencias primarias
- Tumores malignos
- Trasplantes
- Tratamientos inmunosupresores o inmunomoduladores
Precauciones
Quienes integran los grupos que se detallan a continuación tienen un riesgo aumentado de efectos adversos potencialmente graves asociados a la vacunación. Para estos casos, se recomienda no viajar a destinos con transmisión activa de fiebre amarilla. Si el viaje fuera impostergable, un profesional de la salud deberá evaluar la conveniencia de indicar la vacunación y emitir una orden médica para recibir la vacuna.
- Edad 6 a 8 meses
- Edad igual o mayor a 60
- Infección asintomática por VIH y recuento de linfocitos T CD4+ entre 200 a 499/mm3 (15-24% del total en menores 6 años de edad)
- Embarazo
- Lactancia: las personas gestantes que están en periodo de lactancia entre el nacimiento y los 8 meses exclusivo, podrán transmitir a sus hijos el virus vacunal a través de la leche.
Prevención de la picadura de mosquitos
Usar ropa adecuada: mangas largas, pantalones largos, de preferencia de color claro, medias y calzado cerrado.
Usar sobre la piel descubierta repelentes que contengan DEET entre 15 y 25%. Repita la colocación del repelente cada 4 o 5 horas. No aplicarlo sobre los ojos y la boca. Colocarse primero el protector solar, dejar absorber 15 minutos y luego colocar el repelente.
Las embarazadas y mujeres lactantes pueden utilizar repelentes que contengan DEET, de acuerdo con la seguridad del producto. La mayoría de los repelentes, incluso los que contengan DEET, pueden usarse en niños mayores de 2 meses. Consultar con su médico. Al aplicarlo en niños evitar colocar en manos, ojos y boca.
Usar tul mosquitero (de ser posible impregnado con permetrina) sobre la cama; insecticidas en el interior de las viviendas (derivados del pyretrum): serpentines, espirales, tabletas termo evaporables, aerosoles.


