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Oficina de Gestión Judicial y Nuevos Tribunales Penales

La transformación profunda de los Tribunales Penales es un elemento fundamental porque los jueces ya no se ocupan de tareas administrativas sino que se dedican a su función específica: tomar decisiones en el marco de una audiencia pública. Corresponden a la Oficina de Gestión Judicial las tareas administrativas y organizativas. Este principio de separación de funciones hace que la Justicia sea más ágil, cercana y eficiente. Se trata de un cambio cultural y de mentalidad.

Desde ahora, los jueces funcionan en colegios, en lugar de hacerlo en juzgados tipo feudo, como sucedía antes. En otras palabras, los juzgados como unidad jurisdiccional desaparecen y se conforman colegios de jueces (pool), de primera instancia y de segunda instancia, con distintas secciones (investigación penal preparatoria y juicio oral) en las que rotarán. Los magistrados se encargan sólo de escuchar a las partes y decidir en cada caso, sin comprometerse con ninguna hipótesis acusatoria.

En tanto los directores de la Oficina de Gestión, por definición legal, no pueden ser abogados, sino expertos en esa área. El administrador sortea a qué juez le corresponde cada audiencia y arma la agenda de audiencias. El nuevo sistema asegura así menos burocracia, menos papeleo, y más celeridad. La Oficina se encarga también de brindar información al público, de decidir cuestiones vinculadas con el personal administrativo, y de elaborar un informe de gestión para someter a consideración, en última instancia, de la Corte Suprema de Justicia.