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09/10/2012

Son reuniones periódicas donde los alumnos secundarios socializan sus percepciones en torno a conflictos escolares, y proponen resoluciones pacíficas. Enmarcadas en la horizontalidad y legalidad, buscan mejorar la coexistencia en el aula a través del diálogo. Se implementan en casi el 90 % de las escuelas medias de la provincia.


Ruedas de convivencia: una experiencia que pone a rodar otra forma de convivir en el aula

 

El conflicto en la escuela -caja de resonancia de lo que ocurre en la sociedad- siempre se dirimió con el yugo punitivo de la sanción. Pero hay un programa en desarrollo que plantea otro enfoque, innovador, acaso “contracultural”: construir una mejor convivencia en la escuela -sobre la base del diálogo, el respeto y la construcción de acuerdos entre pares como estrategias para evitar que detonen casos de violencia. La perspectiva da vuelta el problema y lo mira desde otro ángulo.

Esto es: construyendo convivencia se pacifican las relaciones escolares, se disipan tensiones y se previene así la violencia, sin necesidad de esperar que ésta aparezca para disuadirla con una respuesta sancionatoria.

Las ruedas son espacios de encuentro reflexivo, reuniones periódicas entre alumnos del 1° y 2° año. Los chicos se sientan en forma circular para hablar y escucharse. Dialogan sobre lo que ocurre en la escuela, sus problemas y los temas que les precupan como adolescentes. No es un diálogo anárquico: las garantías de respeto, opinión libre y derecho a la palabra están presentes y le dan encuadre a la práctica. Tampoco es catártico: así como se plantean quejas, también deben proponerse soluciones.

Con “Ruedas…” se propone edificar nuevas relaciones escolares, haciendo circular democrática y horizontalmente la palabra para dirimir conflictos, garantizando un marco de legalidad e igualdad de participación, y fortaleciendo los vínculos de confianza entre los alumnos secundarios, y entre éstos y sus docentes.

“El ministerio tiene como política educativa central el tema de la convivencia. Mientras que en el mundo se habla de la violencia, aquí se propone un paradigma distinto: se trata de construir convivencia para reducir la conflictividad escolar. En la medida en que haya más y mejor convivencia, habrá menos violencia”, coincidieron Marta Paillet y Patricia Leiva, coordinadoras generales del programa.

CÓMO FUNCIONAN: DINÁMICA
Las ruedas se realizan como mínimo cada 15 días. Pueden llevarse a cabo en el aula o en otro lugar predefinido de la escuela, como el patio. En la rueda hay un tutor -un profesor capacitado como facilitador- que orienta el diálogo del grupo. Éste elige un moderador -un estudiante-, que organizará las intervenciones de los participantes. También hay un registrador -otro alumno- cuya función será anotar todo lo que se dice, y volcarlo en una bitácora o libro de documentación. Se toma registro para que, cuando la rueda se reúna otra vez, se sepa de qué se habló en la reunión anterior. Así, se formaliza la circulación de la palabra, para que las cuestiones discutidas no queden “en el aire” y se dispersen.

En la rueda los participantes ejercen su derecho a la palabra, pero deben cumplir con normas de legalidad. Por ejemplo, el deber de escuchar a los otros, de hablar de a uno a la vez, y el respeto por sobre todas las cosas (no se puede criticar a personas ausentes). Se discuten temas variados: puede que se aborde un problema de la escuela -un conflicto concreto-, o puede ocurrir que alguien ponga en duda una conducta de los adultos -por ejemplo- y a partir de ahí se arma la discusión.

También se habla de cuestiones que importan a la adolescencia, tales como las relaciones en el aula, el cuerpo, la sexualidad, la identidad. Aparecen el consumo de droga y alcohol, etc., tópicos que involucran a los jóvenes y que atraviesan a toda la sociedad. “Se tiene que generar una confianza mínima para que la rueda funcione. La confianza es clave, porque lleva a construir vínculos diferentes. Los chicos irán al aula de otro modo, con otra predisposición”, resaltaron Paillet y Leiva.

EL BENEFICIO DE LAS RUEDAS
“Las ruedas propician la generación de mejores vínculos, sobre la base de un nuevo vínculo de confianza entre el docente de un área y los alumnos”, apuntó Leiva. “Hay testimonios de chicos que han confesado a sus profesores haber aprendido mejor luego de haber participado de las ruedas. Entienden más, porque se fortalece el vínculo y la confianza y, así, la comunicación en clase”.

Con todo, el proceso de aprendizaje mejora, al igual que las habilidades cognitivas, “por la simple razón de que se convive mejor en el aula”, coincidieron las coordinadoras.

En lo propio de su dinámica, las ruedas no son para hacer meras catarsis grupales, sino para permitir abordajes constructivos y colaborativos de resolución de conflictos. Ese proceso no se queda en el planteo de la queja. “El lema de las ruedas podría resumirse así: no se aceptan protestas sin propuestas. Aquel que plantea una protesta tiene que hacer, también, una propuesta superadora”, añadió Paillet. Se trata no sólo de decir, sino de proponer para transformar: “Y de devolverle al joven el poder de la palabra que la propia sociedad le quitó. En todo esto, el acompañamiento y capacitación a los docentes es central”, cerraron las coordinadoras.

LA IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA
El Programa Provincial de Ruedas de Convivencia nació en 2009 a través del Decreto 181/09 (“Convivencia”) y de la Resolución Ministerial 1290/09 (“Programa de formación de Tutores como Facilitadores de la Convivencia”). Está destinado a las escuelas secundarias de gestión estatal de la provincia, medias y técnicas, y los núcleos rurales.

“Hasta el 2011, del total de escuelas secundarias, sólo en un 49 % se hacían las ruedas. A raíz de una intervención sostenida, hoy el porcentaje donde se hacen estos encuentros es de casi el 90 %, sobre un total de 573 escuelas del sistema de gestión pública. Sabemos cuántas escuelas hacen las ruedas muy bien, cuántas las hacen bien, y cuántas regular”, puntualizó Paillet.

En la implementación del programa tienen un protagonismo central los referentes territoriales. La misión del referente territorial es visitar y acompañar a los equipos directivos y de tutores en las escuelas que se les asignan, con el objetivo de afianzar la institucionalización de las ruedas de convivencia en toda la provincia. Además, contribuir a que en cada establecimiento se generen procesos de construcción de vínculos democráticos y participativos al interior del nivel secundario, que generen una cultura del cuidado de sí y de los otros. Actualmente la provincia cuenta con un equipo de 33 referentes distribuidos en zona sur y zona centro-norte al que se le ha sumado un equipo de referentes locales. Éstos son docentes que desarrollaron exitosamente las ruedas de convivencia en sus escuelas de origen, y que ahora trabajan como replicadores del programa en otras escuelas del barrio, junto con otros facilitadores.


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