Educación en movimiento para una provincia que cambia

La educación es una de las responsabilidades insoslayables del Estado y la Sociedad. Todos estamos involucrados en este acto extraordinario por el cual las nuevas generaciones habitan un lugar en el mundo, se inician en la cultura, crecen como ciudadanos, crean y se comunican, abrazan la vida, adquieren identidad y autonomía, transforman la realidad y se desarrollan con otros, entre sí, entre el pasado y el futuro, la memoria y la libertad.

Es necesario que reflexionemos sobre qué es educar; qué es enseñar y aprender; quiénes son los sujetos de la educación y por qué su bienestar y crecimiento se torna imprescindible para generar igualdad y esperanza de una vida mejor para nosotros y para los que vendrán.

Todo Proyecto Educativo se sustenta en un proyecto de sociedad. El nuestro impulsa la capacidad de abrirse a nuevos conceptos y de pensar en forma compleja. Esto requiere una práctica de vida y espacios de reflexión en el orden de lo público, que permitan superar la linealidad del pensamiento “causa/efecto”. Implica también contextualizar los fenómenos para entender por qué algo ocurre, además de la capacidad de observarse a sí mismo como parte de ese proceso.

Los vínculos humanos y el modo de organización del tiempo, el espacio y las relaciones, expresan los valores que las sociedades promueven. Constituyen también una condición básica para que el aprendizaje sea posible, ya que se internalizan por imitación, pero tienen el poder de organizar y dar sentido a la información. Desocultar el sentido de esas prácticas para poder reflexionar sobre ellas es la tarea más fuerte de una reforma educativa.

Por ello decimos que, la reforma educativa de Santa Fe, que cumple ya cuatro años, no es únicamente una re-escritura de contenidos, sino una práctica que nos lleva a hacer diferente y por lo tanto a pensar diferente.

Aportar al cambio desde la educación implica entonces, desandar el camino del pensamiento único instalado como ideología. El pensamiento único es estático y resistente al cambio. Toda idea o construcción que no responda a los conceptos ya establecidos, despierta rechazo y se visualiza como una amenaza. Esto es el producto de décadas en que se ha vivido y pensado la realidad de un único modo. El pensamiento único se corresponde con una forma de fragmentar y descontextualizar la realidad.

El desafío de gobernar para el cambio implica entonces una política integral que abra posibilidades a la sociedad para repensar vínculos, modos de comunicación y sistemas de socialización donde todos son protagonistas y donde el aprendizaje de la lengua, las matemáticas o la historia adquieran verdadero sentido.

Por ello, nuestra Política Educativa está diseñada sobre los postulados éticos que fundamentan el proyecto de Gobierno de Santa Fe: Diálogo, Participación y Legalidad.Por primera vez en mucho tiempo, Santa Fe tiene una Política Educativa que es el corazón y el horizonte de su gobierno, la meta y el camino, la transmisión de la cultura y la innovación; la información y la posibilidad de pensar libremente, la memoria y las tecnologías que enriquecen la acción. Una herramienta para el cambio con justicia y solidaridad.

Estos propósitos constituyen un programa que se plasma en acciones, cuenta con un presupuesto y avanza en busca de la escala que haga posible su visibilidad en todos los rincones de la provincia.

Para transformarse en una verdadera Política de Estado necesita tiempo y de toda una sociedad que lo haga propio y lo difunda afianzándolo más allá de una gestión.